Hace un año me escribieron para preguntar por una sesión de familia.
Era un regalo, un grupo de amigas y amigos estaban regalando una hermosa experiencia. Un rato en familia y recuerdos para toda la vida.
Tardaron varios meses en contactarme, el invierno tiene ese efecto, cuesta salir de casa, pero en lo que llegó el verano agendamos esa sesión.
Cuando conversamos, conectamos inmediatamente, ellas querían exactamente, lo que yo ofrecía, un rato en familia, respetar el ritmo de los niños. Abrir espacios de abrazos, de cariños, de simplemente estar.
Escogimos el parque de Garaio, está muy cerca de Vitoria, y es un lugar realmente hermoso.
El día se levantó con una neblina espesa, y yo le pedí al cielo que confiaran en mi y que no quisieran posponerla, porque sabía que el sol no es el único que puede hacer que salgan unas hermosas fotos.
En mi mente podía ver como quedarían las fotos, y sonreía de la emoción.
Cuando llegamos paseamos un poco, yo les di su espacio, a veces es necesario mirar desde lejos y que los niños confíen poco a poco en mí.
Recogimos piedras, paseamos en un lindo día, mamá dio teta, leyeron un cuento, se abrazaron, se hicieron cosquillas, y al final, esta hermosa niña y yo nos hicimos amigas. Porque la paciencia y el tiempo lo son todo.
Si llegaste hasta aquí, y necesitas una fotógrafa de familia en Vitoria Gasteiz y todavía quieres conocerme, no dudes en escribirme, estaré deseosa de poder documentar esa esencia de tu maternidad, que la hace tan tuya.