Mi historia está hecha de viajes, cambios y descubrimientos.
Y creo que toda mi vida, sin saberlo, me preparó para ver la belleza en el caos.
Mi trabajo nace de un deseo profundo: que las mujeres, especialmente las madres, se sientan vistas tal y como son.
Con sus manos ocupadas, su mirada atenta, su cuerpo cambiando, su amor desbordado.
Quiero que puedan mirar una foto y pensar: Ahí estoy yo. Así nos amábamos, esto éramos. Porque eso también es pertenecer.
Mis sesiones no son para posar. Son para jugar, abrazarse, tirarse al suelo con los niños, caminar descalzos, hacer cosquillas, lanzar piedras a un río o simplemente respirar juntos en una mañana cualquiera. Son experiencias pensadas para que te sientas segura, cómoda y libre de ser tú misma.
El resultado: imágenes llenas de alma, naturales y hermosas, que cuentan tu historia con verdad.